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Sehuencas.

 

Escribiendo desde Nazca, sentado en un sillón en una terraza con una vista increíble!...

 

 

…Bueno en donde me quede?...ha…en Samaipata me quede hasta que el cuerpo no dio mas, ya muchos saben de mis problemas de columna, se podría decir que mi cuerpo no esta diseñado para el trabajo pesado, jajaja, no es de vago, realmente disfrute el trabajo, con Michael plantamos muchos árboles, bue, como dicen no!, hay que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro antes de morir, bueno ya plante como 20 árboles, jajajaja, ya habrá tiempo para lo otro, pero aparte de plantarlos había que regarlos pero el agua no estaba cerca, así que había que acarrear baldes de 20 litros en la montaña en medio de la vegetación local y todo iba bien hasta que después de prácticamente 6 días de trabajo, mi columna dijo basta!, intentaba disimular lo mejor que podía el dolor, me quede un día mas sin hacer casi nada y al otro día me fui, pienso también que era una señal de que debía seguir mi camino de que ya me había quedado demasiado, asi que acomode mis bártulos y partí sumamente agradecido a Michael, Gabi, Santiago, una familia que me hizo sentir muy cómodo, al final de tanto trabajo me quede con ganas de conocer muchas de las bellezas naturales del lugar, hay sitios arqueológicos y cascadas que me hubiera gustado conocer, en fin, otra vez a la ruta…

 

 

Algunas fotos mas de Samaipata...

 

 

 

 

Cocinando...

 

 

Jugando...

 

 

 

 

 

 

El Viejo camino en el que se encuentra Samaipata continua hacia Cochabamba ahora desde Santa Cruz de la Sierra hay un nuevo camino, pero no me convenía volverme hasta Santa Cruz, así que decidí seguir por la ruta 7, que aunque en partes tiene un pésimo estado, no quita belleza al paisaje, kilómetros de puna, kilómetros boscosos, kilómetros mas selváticos, por recomendación de Michael a la altura de Montepucu hay un desvió hacia Sehuencas, donde me recomendaba dormir si encontraba a la gente indicada, siguiendo estos consejos al llegar a Montepucu, pongo proa de Barca hacia la selva por un camino angosto de tierra rodeado de vegetación exuberante, con muchos pequeños vados, rodeado en partes por neblina que lo único que hacia es teñir aun mejor el paisaje de un halo de misterio, a medida que penetraba este comino dejaba de ver el cielo cubierto en su totalidad por árboles, enredaderas, helechos que fascinarían a mi madre, pequeñas cascadas de vertientes por un lado y del otro un caudaloso pero angosto río que en su eterna bajada desde las montañas saltando de piedra en piedra se pintaba de blanco y mezclaba su estruendoso ruido con los ruidos propios de la selva, insectos y aves en una sinfonía única y que me daban la bienvenida, estaba maravillado en ese camino, solo yo y la naturaleza…

 

 

En uno de los vados el mas grande de todos, reconozco que elegí mal por donde pasar, con seguridad elegí el peor!, demasiadas piedras de tamaño, no muy pequeñas que digamos, hicieron que se clave la rueda delantera en medio del vado, por suerte, dentro de la mala, no me caí, pero no me quedo mas remedio que bajar ambos pies y sumergirlos hasta la pantorrilla para estabilizarme, ya mojado y sin preocuparme demasiado, habré estado unos 5 o 10 minutos acelerando la moto y moviendo el manillar de un lado al otro para poder sacar la moto del vado y todo eso soportando el peso de la moto cargada intentando no caer junto con ella al río, empecé a arrojar desde mi posición montado en la moto, algunas cosas previendo una posible caída al río, así que allá voló el bolso con la cámara de foto que llevo como riñonera que básicamente era lo único que me preocupaba de que no se mojara. Si, la moto con paciencia y perseverancia salio. Por un momento pensé en volverme a Montepuco y buscar donde dormir, ya que el sol se escondía y no tenia idea hacia donde me dirigía, sabia que mas adelante según Michael debía encontrar un grupo de cabañas, pero en Montepuco se suponía debía encontrar a un tal Gregorio, el guarda parque y hablar con el para ver si podía armar mi carpa en ese complejo, pero no lo había encontrado, de echo nadie conocía a ese tal Gregorio, pero ya estaba ahí, a pesar de estar mojado decidí seguir hasta que encontré las cabañas un especie de pequeño descampado se habría a un costado del camino sin dejar de perder belleza el lugar al abrirse la vegetación dejaba entrar la luz del sol que aunque no se veía me daría un rato de claridad, después de buscar la forma de buscar un rato y dejar derecha la moto ya que el terreno era en desnivel, camino por el predio buscando algún ser vivo, solo un amigable perro se acerco, no parecía haber nadie en el lugar, inspeccionando las cabañas encuentro una abierta, toda de madera, muy acogedora, pero no encendían las luces, ni había agua, ni gas, bueno en el peor de los casos, si no aparecía nadie, tenia donde dormir, se hacia medio tenebroso el lugar pero, al fin y al cabo estaba en un paraíso, con una hermosa cabaña, con camas y colchones, no podía pedir mas, decidí instalarme, vuelvo a la moto para bajar algunas cosas y me doy cuenta que uno de los baúles estaba como hacia adentro, hacia la rueda, maldición! Se había cortado uno de los bulones que sujetan los fierros donde van anclados los baúles laterales, sin titubear busque un lugar mas seguro para la moto bajo un pequeño quincho, descargue todo, saque mis herramientas y como buen previsor que soy busque los bulones que llevaba de repuesto, ya con las ultimas luces del día y mi linterna logre remplazar los dos bulones que faltaban y volver a armar la moto.

 

 

 

 

 

 

Ya en Montepucu, adentrandome en la selva...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Elegí la mejor habitación y mejor colchón, acomode mis cosas y me senté afuera en las escaleras de ingreso a la cabaña, en medio de la oscuridad a oír el sonido de la noche, la selva, el río y todo lo demás hasta que a lo lejos comencé a ver como una linterna se acercaba, acá se acercaba un problema pensé, al acercarse le hablo a la persona y resulto se el cuidador de lugar, que traía un estado etílico importante! Pero sabia muy bien cual era su función, me pedía obviamente una supuesta orden para estar ahí, que obviamente no tenia, saque la guitarra (improvisación) y le conté que Gregorio el guarda parque me había mandado, que a su ves un amigo de Samaipata  también me había recomendado el lugar y que bla bla bla, digamos que no todo era mentira, pero este beodo hombre no conocía a ningún Gregorio y tampoco conocía a nadie de Samaipata, recordé que Michael me había comentado que antes la encargada del lugar era una vieja señora con algunos problemas de salud, así que le pregunte por la señora y por lo poco que se le entendía me dio a entender que esa mujer había fallecido hace tiempo y que el era el encargado ahora, por suerte en todo momento este hombre a pesar de su estado se mantuvo tranquilo, se sentó como pudo en las escaleras también y me empezó a hablar, pero ya no le entendía nada, por cosa de una hora por lo menos conversamos, va! Solo el, yo solo hacia sonido onomatopéyicos y palabras echas, como Aja!, Claro, SI!, mmm!, mire usted! Entre otros y cuando se hacia un silencio, yo le contaba de mi viaje. No tenia donde ir, y prefería que siguiera hablando en tono amigable, ya al final me dijo algo asi como, debe estar cansado por el viaje, lo voy a dejar para que descanse y se fue! Genial! Me daba permiso para quedarme, a todo esto eran los 19hs, pero oscuridad total, ya que como dije no hay luz en el complejo, en un momento creo que hasta me ofreció una vela, pero le dije que no era necesario, así que con mi linterna dentro de la cabaña deguste una rica lata de sardina con unas galletitas y a las 20hs ya estaba metido en mi bolsa de dormir….

 

 

 

 

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